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"TUNEL DE LA HABANA". HABANA VIEJA - HABANA DEL ESTE

Entrada del Túnel por la Habana Vieja

La construcción de un túnel por debajo de la bahía de La Habana permitió que la capital de Cuba se extendiera hacia la zona este, donde casi ha duplicado su extensión territorial. Quienes visitan la Isla no pueden abstenerse al placer de visitar, entre los lugares preferidos, este sitio que ha quedado como un signo distintivo de la ciudad.

Por debajo del fondo de la bahía de La Habana, entre 12 y 14 metros, y a lo largo de 733 metros hay un cruce automotor que enlaza a la parte metropolitana de la Ciudad con otra más joven, pero que tiene tanta extensión territorial que ya compite con la más antigua. Es el famoso Túnel de La Habana, construido por la sociedad francesa Grands Travaux de Marsella, en mayo de 1958 y que ha trascendido a la historia como una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana.
Para la época, las técnicas de construcción utilizadas eran de las más modernas del mundo, y el tiempo empleado para terminarlo también, pues bastaron 30 meses para dejar lista, una perfecta solución vial, que enlaza la capital de Cuba con la parte este de la ciudad y da acceso a un grupo de playas y sitios de recreación, que en pocos minutos acercan los principales puntos de La Habana con cualquiera de las blancas arenas o los elegantes hoteles, que se levantan junto al mar.

Y dicen, los que más saben, que quienes visitan la Habana, aunque sea en su primera vez o por poco tiempo, ocupan un espacio para conocer este Túnel, que produce sensaciones especiales durante el tránsito por su interior... En la medida que la bajada se agudiza, los oídos zumban, el ruido de los vehículos se multiplica. “El encierro” en aquellos tubos crean hasta temor en muchas personas, que aún siendo viejas en la región, no gustan de pasar el túnel, menos de manejar dentro de él. La luz artificial, aunque perfectamente bien iluminadas las vías, producen también un efecto expectante.

 



Salida del Túnel a la Habana del Este

Una Orquídea a la entrada
Una persona bien autoriza, el urbanista francés Charpentier, catalogó la entrada al túnel, desde la parte vieja de la Ciudad como una orquídea, pues sus intersecciones se desarrollan en forma de pétalos, que van dando acceso a los dos tubos que tiene la vía. Una vez dentro, y en la medida que comienza la subida, se vislumbra una luz al final, que bien próxima a ella resulta totalmente vertical. Es que la salida hacia el este es recta y tiene sólo dos vías de afluencia, es decir, las dos sendas que te conducen por el extremo que va en esa dirección.

El Túnel de La Habana está formado por dos secciones fundidas in situ de hormigón armado y unidas por chapas metálicas, tiene más de 21 metros de ancho y 7,10 de alto, fue concebido por el francés Jean Courbón y tiene sobre los tubos dos metros de roca, por lo que es imposible y la vida lo ha demostrado, que algún buque, en su entrada a la bahía, pueda chocar con su parte superior.

A los 40 años la primera reparación capital
Recientemente, esta maravilla de la ingeniería fue sometida a una reparación capital, proyectada y asesorada también por una empresa francesa, que durante menos de un año resolvieron los viejos problemas y las fallas que el tiempo había proyectado sobre los viejos tubos del túnel. La impermeabilización fue el mayor riesgo, pues hubo que cerrar los dos tubos y dar acceso en horarios muy limitados a los vehículos y también, previendo que no sucedieran nuevamente las inundaciones en malos tiempos climáticos, se levantó la vía de salida hacia la parte del Malecón, otra ingeniosa obra.

Las reparaciones incluyeron también la modernización de los sistemas tecnológicos: bombeo, ventilación, circulación de aire, señalización, alumbrado e incluyó un sistema de tele vigilancia, que garantiza mayor seguridad para los chóferes y viajeros en general.

La reparación capital del Túnel de La Habana aumentó en 5 mil la capacidad de circulación de vehículos, pues ahora pueden vencer la distancia bajo el mar, unos 60 mil automotores diariamente. Al concluir los trabajos, se garantiza la explotación del viaducto por otros 15 años, al cabo de los cuales, sólo se le realizarán mantenimientos rutinarios.

Ahora, que para los cubanos el túnel es una obra rutinaria y para muchos de obligatorio paso, cuesta trabajo pensar lo que realmente representa esta obra, ya vital para la existencia de la capital del país: la distancia entre la parte este de la Habana y el Centro Histórico se acortó de 25 kilómetros a 500 metros. ¡Que maravilla!.


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