Sitios de interés en Trinidad
La Villa de la Santísima Trinidad, tesoro único de las tradiciones, cultura e historia de la mayor de Las Antillas, constituye uno de los principales atractivos para el ocio en la región central de la isla.
Con más de cuatro y medio siglos de vida, la añeja región conserva en perfecto estado muchos de los atributos que la caracterizaron desde su fundación hacia el 1514, para figurar así entre los siete primeros poblados constituidos por los españoles en el archipiélago cubano.
El Centro Histórico Urbano
Es el lugar donde hay mayor concentración de altos valores en lo que se refiere a la arquitectura y el urbanismo del período colonial en la Villa.
Belleza arquitectónica, combinación de sublimes enrejados, balaustres torneados de madera, complejos trabajos de rejería, paredes asombrosamente decoradas a mano, jardines interiores, tradiciones y leyendas ancestrales, empedradas calles, silencio claustral. Esto y mucho más usted podrá encontrar en la ciudad museo, recinto habitado por gente que ha hecho de la preservación de la belleza su razón de ser.
La Plaza Mayor, jardín de orgullosas
palmas, enrejada en blanco, con la serena custodia de sus galgos de bronce eje central de la antigua villa, en ella se localiza una estatua de Terpsícore -musa de la danza y la música-. Al frente la acompañada la Iglesia de la Santísima Trinidad,
de singular belleza y fiel guardián de valiosas piezas del tesoro religioso de la isla, entre las que se incluyen el Cristo de la Vera Cruz, unido a un altar de mármol dedicado al culto de la Virgen de la Misericordia, único de su género en el país. La plaza se encuentra rodeada por las residencias más notables de la ciudad, como son : la casa del regidor Ortíz, hoy Galería de Arte Benito Ortíz, la casa de Padrón (Museo de Arqueología Guamuhaya), el Palacio del Conde Brunet (Museo Romántico), y la casa de los Sánchez Iznaga (Museo de Arquitectura Trinitaria). Esta última muestra uno de los pocos portales de la ciudad, y uno de los más preciados patios interiores.
Las plazas de Santa Ana y de las Tres Cruces, el Campanario de San Francisco y numerosos palacetes aportan un toque de belleza única a la ciudad, la cual dedica cada año enormes esfuerzos a la conservación de las edificaciones centenarias que en ella se localizan.
Entre los inmuebles de mayor relevancia esta el Palacio del Conde Brunet, actual sede del Museo Romántico, y cuyo primer propietario estuvo también vinculado con la construcción de un teatro que llevó su nombre y la puesta en marcha de un ferrocarril entre la urbe y el puerto de Casilda.
En las 14 salas del museo se exponen piezas de artes decorativas, entre ellas porcelanas y cristalería, ricas en pinturas policromadas y líneas doradas, muchas de ellas encargadas directamente a fábricas europeas de la época.
Otro inmueble de gran importancia lo es el Palacio de Cantero (Museo Municipal de la Ciudad), con tres pisos y un mirador, mientras el Palacio de Borrell atribuye su fama vinculada a los cuadros pintados en sus paredes.
Por todo ello, Trinidad figura como sitio preferido para miles de visitantes que acuden cada año a conocer su riqueza histórica, excelentes playas y naturaleza exuberante.
Hoteles, centros de buceo y marinas se dan la mano para conformar una oferta difícil de igualar, con opciones para los gustos más exigentes.
A una docena de kilómetros de la villa se extienden las suaves arenas de Playa Ancón
dueña de cálidas y tranquilas aguas tributadas por el Mar Caribe, en un ambiente que constituye una invitación a la practica de deportes náuticos, con unos 30 puntos para el inmersionismo.
Los amantes del buceo contemplativo tienen en Cayo Blanco de Casilda un buen lugar para su actividad, apoyados en fondos donde se localiza el coral negro, tortugas y crustáceos.
La playa de María Aguilar, cercana a la Villa de Trinidad, ofrece aguas tibias y poco profundas con fondos marinos plagados de gorgonias, numerosas variedades de corales, abanicos de mar, peces tropicales y quelonios.
En esa área se ubica la Marina Puertosol Cayo Blanco, con dos posiciones de atraque y diez de fondeo para las embarcaciones, a las cuales se les brinda servicios de combustible, electricidad, seguridad y aduanales.
Entre los hoteles del territorio destaca el Hotel Costasur, uno de los símbolos del turismo de sol y playa de ese destino, con unas 140 habitaciones, algunas de ellas localizadas en bungalows con un estilo constructivo colonial.
Para las novedades está el Hotel Trinidad del Mar, con más de 200 capacidades distribuidas en una extensión de cinco hectáreas y una arquitectura donde predominan los arcos, cubiertas planas, tejas criollas, plazas y calles de adoquines.
La infraestructura para el ocio se completa con establecimientos como el Hotel Ancón, localizado en la península de igual nombre, o la villa de recreo María Dolores, la cual se apoya en las tradiciones campesinas de la región y ofrece la opción de alojamiento en cabañas climatizadas.
A poca distancia del centro histórico se ubica el Hotel Las Cuevas, cuyo nombre responde al conjunto de grutas ubicadas en la elevación donde fue construido hace más de cuatro décadas y que se integran a la instalación.
Trinidad convida a conocer el Valle de los Ingenios, hoy reserva natural y arqueológica, escenario del enriquecimiento económico de la ciudad, sitio donde llegaron a existir más de 50 ingenios, que un año lograron la mayor zafra de azúcar del mundo para su época.
La historia lo acompañará siempre, abierta a su imaginación, para que se lleve en la memoria la poesía y el encanto de esta ciudad, vigía del tiempo, en cada uno de sus puntos cardinales.
Otras vistas de Playa Ancón
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RIQUEZA CULTURAL
De la antigua Santísima Trinidad, hoy en día Trinidad
La villa de la Santísima Trinidad, se encuentra entre las siete primeras villas fundadas por los españoles en el archipiélago cubano, constituye un verdadero tesoro de cultura e historia, con numerosos valores patrimoniales en perfecto estado de conservación.
Ruta obligada hacia la conquista de nuevos territorios, se asentó junto a las márgenes del río Guaurabo, donde los españoles encontraron una población aborigen utilizada como mano de obra, tierras fértiles y excelentes puertos para la preparación de expediciones.
La expansión de la llamada industria del ocio en la isla también llegó a la mencionada ciudad, ubicada en el centro del país, hasta convertirla en sitio de obligada estancia para los miles de visitantes que acuden cada año a Cuba, ávidos de conocer el pasado de la mayor de Las Antillas.
Fundada hacia el 1514 por el Adelantado Diego Velázquez, encierra en su perímetro uno de los conjuntos arquitectónicos coloniales en mejor estado de conservación en todo el continente americano, válido para otorgarle la condición de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988. Trinidad es la ciudad colonial mejor conservada de Cuba, la única ciudad museo. Su Centro Histórico urbano concentra los mayores valores arquitectónicos de la localidad, con 1211 inmuebles, uno de los cuales data de 1730. Cuenta la historia que en el sitio escogido por Diego Velázquez para la fundación de esta, se localiza actualmente el Parque Martí, y fue celebrado con la primera misa a la sombra de un jigüe a cargo del padre Fray Bartolomé de las Casas.
Casonas coloniales, amplias, cómodas y ventiladas, palacios donde el lujo y el derroche hicieron de las suyas para integrarse al arte colonial cubano, convierten a Trinidad en una indiscutible joya urbanística y arquitectónica de antaño.
El signo decorativo característico de las viviendas de la ciudad tiene su base en la ornamentación neoclásica, reflejada en murales, molduras, marcos de madera y en las caprichosas formas que los forjadores del hierro lograron imprimirle, para que se convirtiera en uno de los mayores encantos de la ciudad.
Verdadero tesoro de las más diversas riquezas, la villa extendió sus límites en el siglo XVI, apoyada en la incipiente industria azucarera, para crecer como un núcleo urbano entre rejas de singulares formas, llamativas edificaciones y calles empedradas.
Hacia el siglo XVII cobran forma en la villa las principales actividades económicas, centradas en la ganadería, el tabaco y comercio de contrabando, para finalmente orientarse en el siglo XVIII hacia la industria azucarera, hasta llegar a ser en 1827 la urbe de mayor cantidad de inmuebles de mampostería y tejas por habitantes de Cuba.
Según especialistas, en el centro histórico de Trinidad se aprecia una verdadera mezcla de estilos constructivos de los siglos XVIII, XIX e inicios del XX, con calles empedradas y estrechas flanqueadas por inmuebles con trabajos de maderas preciosas, complicadas obras en hierro y paredes decoradas.
Las turbulencias de siglos anteriores, con una fuerte presencia de piratas en los mares alrededor de la isla, también dejaron sus huellas en la ciudad, pues según los especialistas, sus calles contaban con curvas en todas las esquinas para enfrentar posibles ataques. Fortalezas como la de San Pedro y Boca del Guaurabo se erigieron además para la defensa de los accesos a la centenaria villa, convertida en un atractivo único con destino a los amantes de la cultura y la historia.
Trinidad, casi cinco siglos después ha logrado burlar la infinitud del tiempo para acaudalar un tesoro que se hace tangible con sólo dedicarle unos minutos de contemplación. Rica en cultura y tradiciones, ofrece al visitante el tiempo detenido en museos, plazas y plazuelas. Muestra, además, lo mejor de la artesanía local con sólo caminar sus calles. En ella se encuentran numerosas obras arquitectónicas tanto domésticas como edificios públicos y religiosos de la época colonial, a ellos se le suman otros elementos tales como la trama urbana, los espacios públicos y el empedrado de sus calles que realzan su valor.
MUSEOS EN TRINIDAD
Museo de Arquitectura de Trinidad
Atesora las muestras más representativas del desarrollo arquitectónico de la ciudad durante los siglos XVIII y XIX. Entre sus exponentes más notables figuran piezas de madera tallada, paredes construidas según la técnica del embarrado. Rejas decorativas y otras muchas muestras de interés. Panorama de la arquitectura trinitaria. Mobiliario
Museo Nacional de la Lucha contra Bandidos
Ofrece una amplia información sobre los combates sostenidos por las Milicias Nacionales Revolucionarias en la década de los años 60 contra las bandas contrarrevolucionarias. Historia de la lucha contra bandidos. Documentos y testimonios de la lucha contra bandidos. Armas utilizadas en esta lucha
Museo Municipal de Trinidad (Palacio Cantero)
Las colecciones de esta institución nos ponen en contacto con las piezas arqueológicas de los aborígenes, el comercio de los esclavos y el florecimiento de la industria azucarera, las luchas por la independencia y otros momentos significativos de la cultura, la sociedad y la economía de Trinidad. Documentos y testimonios de la historia de Trinidad. Obras de arte. Arqueología. Ciencias Naturales
Museo Romántico (Palacio Brunet)
Ubicado en el antiguo Palacio del Conde Brunet, donde se ofrece una muestra de los muebles y artes decorativas con que la aristocracia trinitaria habilitó sus mansiones. Joyas. Muebles. Porcelanas. Platerías. Pinturas. Esculturas. Elementos decorativos pertenecientes a la nobleza española
Centro Histórico de Trinidad y el Valle de los Ingenios Patrimonios Mundiales.
Sus primeras edificaciones construidas con materiales sólidos datan de los primeros años del siglo XVIII y en nuestros días el estado de conservación es óptimo, el uso de la ciudad es fundamentalmente habitacional y turístico y la orientación económica es fundamentalmente azucarera. La villa constituye uno de los testimonios arquitectónicos y urbanos más importante de Cuba y de la América Latina, con una coherencia ambiental no alterada en el transcurso de los años que dotan a la ciudad de una fuerte unidad expresiva, de un marcado sentido de tiempo y de lugar. Las casas de vivienda existentes en el Valle de los Ingenios, constituyen exponentes del tipo de construcción vinculada a actividades económicas, esencialmente la producción de azúcar de caña y, ambas, constituyen la interrelación entre el marco natural, las expresiones constructivas y los restos representativos de generaciones pasadas. El Centro Histórico de Trinidad y su Valle de los Ingenios quedaron inscriptos en la lista de Patrimonios Mundiales en la XII Reunión del Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO, celebrada en Brasilia, Brasil entre los días 5 y 9 de diciembre de 1988. Anteriormente, el 10 de octubre de 1978, la Comisión Nacional de Monumentos por medio de su Resolución No. 3 declaró Monumento Nacional de la República de Cuba al Centro Histórico Urbano de la antigua villa de la Santísima Trinidad. Como bien público aparece bajo la protección legal y jurídica de la Ley Nro. 1 de la Asamblea Nacional del Poder Popular, "Ley de la Protección al Patrimonio Cultural" del 4 de agosto de 1977; y de la Ley Nro. 2 de la Asamblea Nacional del Poder Popular, "Ley de los Monumentos Nacionales y Locales" del 4 de agosto de 1977
Torre Antiguo Ingenio Manacas-Iznaga
Esta torre fue construida para la vigilancia de las plantaciones azucareras. Edificada en ladrillo, en la primera mitad del Siglo XIX. Constituye uno de los símbolos más representativos de la ciudad La Torre Iznaga, es un mudo centinela de un pasado de azúcar y fabricas del dulce en Trinidad.
El surgimiento de la mencionada construcción hacia 1816 marca un momento de predominio del eclecticismo en la arquitectura, con una altura de 45 metros repartidos en siete pisos o niveles, como una atalaya desde la cual se divisaban las plantaciones de caña de azúcar en la zona.
Según expertos, la campana instalada en lo alto de la torre estaba destinada a marcar el trabajo de los esclavos, el fin de la jornada, la oración a la Santísima Virgen en la mañana, a mitad del día y en la tarde.
Asimismo, cual vigía insomne, permitiría avisar en caso de peligro de incendio, fugas de esclavos, o simplemente como un inigualable mirador para apreciar la riqueza del valle en toda su magnitud.
El origen de la Torre Iznaga encierra también una buena dosis de leyenda, vinculada con la historia de los hermanos Iznaga, acaudalados hacendados de la época y dueños de ingenios dedicados al procesamiento de la caña de azúcar.
Una de las historias atribuye el nacimiento de la construcción a la disputa amorosa entre ambos parientes, interesados en la misma joven, y que decidieron edificar una obra cuya longitud en metros definiría al victorioso en la contienda.
En esa lid, Alejo levantó la torre de 45 metros de altura, mientras Pedro perforó un pozo de 28 metros de profundidad, del cual beben aun los pobladores de la localidad cercana a la edificación.
Siempre relacionadas con el amor, otra de las leyendas vincula la obra con el comportamiento infiel de la esposa de Alejo, quien ordenó la ejecución de la monumental construcción para encerrar en ella a su compañera.
Símbolo inequívoco de la región, la Torre de Iznaga llega a nuestros días como un signo mas de la riqueza que predominó en la villa, apoyada en el desarrollo de la industria azucarera y el comercio.
Obras como esta, recuerdo de una arquitectura rica en estilos y materiales, sirven de complemento único a la variada oferta que presenta Trinidad para los amantes del ocio, los cuales acuden por miles cada año en busca del conocimiento que encierra la histórica villa.
Casas coloniales, restos de ingenios y una urbe conocida como la Ciudad Museo de Cuba se integran en una opción difícil de ignorar para los miles de visitantes que arriban a los diversos destinos turísticos de la isla.
Naturaleza y Leyendas
La otrora Villa de la Santísima Trinidad, en la región central de la mayor de Las Antillas, encierra además una importante riqueza natural, apoyada en mas de cuatro siglos de historia y un amplio espectro de tradiciones.
Sitio de obligada estancia para los miles de vacacionistas que transitan por esa porción del archipiélago cubano, Trinidad esta bordeada de áreas montañosas de frondosos parajes, con valles famosos por los restos de ingenios que aun se conservan.
En esa zona se ubica además la Sierra del Escambray, cuna de las más variadas formaciones vegetales, desde los inigualables helechos arborescentes y orquídeas silvestres hasta los bosques de coníferas, unido al complemento que aportan varias especies endémicas en la fauna.
El territorio de una de las primeras villas fundadas por los españoles en la isla cuenta también con extensos sistemas cavernarios, los cuales encierran las más diversas historias vinculadas a la existencia de la localidad y los primeros habitantes del país.
En especial destaca la leyenda vinculada a la cueva La Maravillosa, integrada en un conjunto de dos decenas de grutas en el sur de la cordillera del Escambray, y que vincula a la india Caucubú, del cacicazgo de Guamuhaya, con su eterno amor Naribó.
Esa historia tuvo un trágico final, pues la joven se refugió en una cueva y murió de amor al conocer que Naribó se lanzó contra las piedras, una vez que supo la intención del padre de Caucubú de entregarla al gobernador de la villa.
Una fuente en honor a la india se localiza en el interior de la cueva La Maravillosa, apoyada en la tradición de que sus aguas tienen la virtud de rejuvenecer a aquellas personas que la beben o se lavan con ella.
Para los curiosos, el mito se refleja en el fondo del lago, donde descansan miles de monedas de diversos países y épocas, como una señal de pago por los favores de la bella joven al solicitar de ella se les concedan determinados deseos.
Los conocedores destacan el encanto de la caverna, con una temperatura agradable, ambiente tranquilo y una singular gama de colores, cuyo origen esta en los minerales arrastrados por las aguas a la cueva.
La riqueza para los amantes de la espeleología esta en las estructuras de unas dos mil estalagmitas que penden del techo, para confirmar aun más el nombre de Maravillosa que ostenta ese peculiar sitio de Trinidad.
Conocedores de la historia afirman que muchos turistas retornar a la villa de la Santísima Trinidad para pagar por los deseos concedidos, rendir tributo a la leyenda de Caucubú o simplemente en la búsqueda de nuevas historias en una localidad que es considerada como la ciudad museo de Cuba.
Por todo ello, el producto turístico de la colonial ciudad va mas allá de su riqueza cultural, hoteles y ofertas de playas, también incluye a las leyendas que complementan la historia de la localidad y actúan como una especie de atractivo peculiar para miles de vacacionistas cada año.
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