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Restaurant-Bar "EL FLORIDITA " - Ciudad Habana (Habana Vieja) -

Bar restaurant "El Floridita". Dar Clic para ampliar la Foto

EL FLORIDITA

LA CUNA DEL DAIQUIRI

El Floridita es considerado uno de los siete bares más famosos del mundo:.
 
La historia del bar comienza con la apertura de una taberna en la esquina de la calle Obispo, en el año 1818: "La Piña de Plata"; en aquella época, ésta venía a ser un agradable punto para el disfrute de un trago o conversación con amigos, después del bregar por distintos establecimientos comerciales.

El siglo XIX dio a La Habana su perfil definitivo. Eliminadas las murallas*, se fundió en una sola, La Habana de Cecilia Valdés, cuya memoria romántica se conserva también en la fórmula de un cóctel con el color de su piel. Un instinto de Patria se afirmaba cada vez más y las frutas, hijas legítimas del suelo indígena, aportaban sus acentos criollos a la unidad nacional: anón, mamey, guanábana, marañón, canistel, plátano, mango, guayaba, piña; esta última lideraba como soberana. De ahí lo acertado del nombre La Piña de Plata.

Ante los peligros de la demolición, el dueño promovió reformas en la vieja taberna. En vísperas de su centenario, la afluencia del turismo norteamericano era tal, que movió al propietario a un cambio de nombre. Así surgió El Floridita, con el que se haría famoso mundialmente.

La cuna del daiquirí

Desde los cayos floridanos llegó un personaje que se convirtió en una leyenda. Así, en 1914, ingresó allí como cantinero, el catalán Constantino Ribalaigua Vert. Su ética, respeto al oficio y conocimientos, le dieron categoría inmediata. La casa aparecía ahora con el número 557 en la calle del Obispo; también operaba como restaurante. En 1918 pasó a ser propiedad de Constante (su nombre popular), y fue ganando crédito rápidamente por la excelencia de sus bebidas y el trato cordial del personal elegido; con el tiempo devino una sin igual atracción, un poderoso imán.

Alrededor de su barnizada barra de maderas preciosas se reunían un buen número de personajes habituales, amigos que conversaban mientras absorbían un delicioso cóctel o disfrutaban los "saladitos" brindados en finas fuentecillas. Eran las tertulias integradas por un selecto grupo de comerciantes, profesores, diplomáticos, artistas, funcionarios, políticos y turistas, muchos de cuyos nombres aparecen unidos para siempre a la historia de este bar. Poco a poco, el sitio fue convirtiéndose en un lugar que bordeaba las fronteras del mito. Nadie que visitara La Habana podía escapar al especial embrujo de la catedral del daiquirí.

Visitantes de Querétaro - Mexico en el Floridita. Dar Clic para ampliar la Foto

Nota:

  • Por los años 1820, La Habana era la plaza más fortificada de las Américas. Cerraba su población en un poliedro de murallas para preservarse de los ataques de piratas. Era la llamada Habana de intramuros que cumplía 300 años. Pero había otra Habana -la de extramuros-, más allá del cerco de piedras, por lo que la ciudad vivía una doble vida demográfica.


Bar del Floridita. Dar Clic para ampliar la Foto

"Papa" en el Floridita

A principios de la década del 30, el escritor Ernest Hemingway - para muchos familiares y amigos, "Papa"- comienza sus frecuentes visitas a La Habana, donde se va imbuyendo del especial encanto de la ciudad. Allí, en su habitación número 511 del hotel "Ambos Mundos", el escritor inicia el borrador final de "Por quien doblan las campanas" ("For whom the bell tolls").

Cuentan que un mediodía del año 1939, Hemingway traspasa las puertas del bar y toma asiento en la primera banqueta de la esquina izquierda de la barra. Fue su asiento de siempre. Ahora queda allí, frente a él, un busto suyo, develado en 1954 por amigos y admiradores.

Busto de Hemingway en el Floridita. Dar Clic para ampliar la Foto

Catador de experiencia, el escritor descubrió el daiquirí del Floridita y según Antonio Melián, su cantinero preferido, éste dijo "... está bien, pero lo prefiero sin azúcar y con doble ron". Así surgió el especial cóctel que lleva su nombre "Papa Hemingway", cuya receta tuvo espacio aparte en todos los catálogos de la coctelería internacional.

Poco a poco, Ernest Hemingway fue haciéndose parte integrante de este legendario bar. Con sus frecuentes visitas, se extendía el círculo de amigos, cubanos y extranjeros, que él llevaba allí. Lo acompañaron entre otras personalidades de reconocido prestigio: los duques de Windsor, Jean Paul Sartre, Errol Flynn, Gary Cooper (su entrañable amigo), Dominguín, Tennesse Williams, Spencer Tracy, Rocky Marciano, Ava Gardner, Herbert Matthews... De muchas de ellas, hay constancia fotográfica en las paredes que enmarcan la singular barra y el salón principal. No falta una foto con quien es uno de sus máximos admiradores y con quien, además, sostuvo relaciones de recíproca amistad: el comandante Fidel Castro Ruz.

El Floridita de hoy

Arribó a los 50 años con nuevos bríos y poseedor de una historia que tiene el carácter de leyenda dorada. Un decorado Regency (de línea inglesa) y vajilla con el sello de Hamburgo, dieron el toque definitivo al ámbito de exclusivo cosmopolitismo. Con su especial encanto, lo reflejó Hemingway en "Islas en el Golfo", su obra póstuma, donde dejó para la eternidad la crónica del bar.

Actualmente, este mítico lugar continúa su bella tradición habanera: rótulo que es todo un símbolo, barra hecha con maderas preciosas, el famoso mural que, en tres secuencias, presenta una vista panorámica de la bahía de La Habana y finalmente, los ingeniosos taburetes de hierro forjados con forma de flecha.

Sí, plantado en la esquina de Obispo y Monserrate está, en el corazón de La Habana, con su decorado fielmente rehabilitado. Nada ha cambiado...;en la barra donde se acodaron tantas celebridades, se acodan hoy otras no menos importantes como Jack Nickolson, Ornelia Mutti, Georgio Armani, Joaquín Sabina, Pablo Milanés; los actores del filme cubano "Fresa y Chocolate"; Naomi Campbell y muchos otros que harían interminable esta lista. Todos: cubanos y extranjeros, personalidades de la ciencia y la cultura mundiales, van al encuentro con la "cuna del daiquirí", donde les espera un ambiente único creado por los magos del cóctel y la presencia siempre inmanente de Hemingway.

El Floridita de hoy es el Floridita de siempre, con un refinado ambiente y el sonido de las guitarras de sus magníficos tríos. El maitre Pedro Tejeda Torres, con 10 años de experiencia en él lo describe así: "es un lugar mágico; el que lo visita se envuelve en las redes de ese encanto único. Son muchos los elementos que se unen para ofrecer al visitante un mundo de nuevas sensaciones: la exclusividad de una cocina propia, la añeja cultura del vino, del tabaco, de la copa. A ello se unen la maestría de los trabajadores y la legendaria historia de este sitio, marcado por la presencia de prestigiosas personalidades que han dejado su huella en los más de 187 años de fundada la casa"..

Sin dudas, es éste uno de esos lugares con personalidad inconfundible. Su visita dejará en el viajero recuerdos, experiencias únicas, vivencias, que pasarán de generación en generación, para mantener viva en el tiempo la magia secular del Floridita..

Adresse : Obispo y Monserrat
Zona : Habana (Habana Vieja)
Telefonnummer :  

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